jueves, 25 de septiembre de 2008

Nos vamos de compras

Coged tarjetas de crédito y monederos, nos vamos al super.

Para comprar en un super inglés, básicamente, necesitas dos cosas: dinero y una pelliza o abrigo, parca , manta zamorana... Un supermercado inglés, básicamente, se caracteriza porque hace mucho frío, pero mucho, mucho. De hecho, suele haber una unidad medicalizada a causa de los abundantes y continuos casos de cistitis sobrevenida que se dan al día.

Una vez abrigado, tan sólo queda lanzarse al loco mundo de la compra de víveres. En Cambridge hay dos sitios esenciales: Saninsbury (entre Dia y Ahorramas) y Mark & Spencer (algo menos que hipercor, pero con aires). El primero, es donde va todo estudiante que se precie gracias, sobre todo, a su barata e infame marca blanca. A M&S va la clase media, vamos, los que tienen más perrillas. Yo voy a ambos, pa’ unas cosas a uno, pa’ otras cosas a otro.

Lo primero que te das cuenta es de que lo único que te hace falta para comer en Cambridge es tener un microondas. Hay decenas de miles de platos preparados para meter en ese aparato: pollos de mil maneras, ternera, pescado, pizza, comida china....

Lo segundo que llama la atención es el precio. ¡Dios, que precios! El pollo a siete libras el kilo (± 8,5 €) y es lo más barato (pobre IPC). Sin embargo, hay cosas baratas: pan de molde de 800 gramos a 1 €. Luego, hay que estudiar bien el producto y ver el precio, no os animeis. En M&S son unos tunantes, te ponen el vinagre bueno al lado del vinagrazo barato. Éste vale una libra y el bueno 15. Tampoco te fíes por los tamaños: 250 gramos de bacalao pueden llegar a valer 22 libras. Si, señores. Casi mil duros. Eso sí, fastuosamente empaquetado. El pescado en lata, de toda la vida, ¡Viva el bocata de sardinas! Por supuesto, jamás leas las instrucciones. Yo lo hice la primera semana y daba miedo: no consumir 17 horas después de abierto, consumido en gran cantidad puede provocar indigestión (esto no me lo invento) y cosas asi. ¡Joder! Si daba mazo sustito comprar nada por miedo a morir envenenado!

Productos buenos y malos. De los buenos os recomiendo eeehhhhhhhhhh, esteeeeeee, hhhmmmmm. Bueno vayamos a los malos. No, en serio. Hay cosas buenas. Los filetes de jamón (que los cortan tan finos que te tienes que freir cuatro para sentir que has comido algo) o las salchichas inglesas (grasa + manteca) que a la plancha están, francamente, co****das. Son de unos 7 x 2 cm, eso sí, más de tres te aseguran la ingesta masiva de Almax durante la noche, así como su repetida proyección al exterior.

De lo malo, no sé. Tanteo mucho antes de comprar. Os puedo confesar que durante los diez días que comí carne en conserva, hubo una que, al abrirla, olía a comida para perros, tenía la textura de comida para perros y, cuando vuelva a Madrid y coma friskis de mi perra, os confirmo si sabe o no a comida para perros (no tengo referentes). Eso sí, el bocata me lo hice, luego tiré el resto.

Pero los supers tienen cosas muy curiosas. No hay taquillas. Tú llegas con tu compra de otro super y puedes comprar tranquilo, nadie te hace preguntas sobre lo que llevas. Las cajas no están en la salida del super. Pagas y sigues dentro del mismo. Tienes que pasar secciones de productos antes de salir. Cobran las bolsas, por lo que el personal la lleva de casa. Aquí se llevan mucho unas de esparto como aquellas de lona de los ’70. Yo, la verdad, no me veo con mi ordenador y mi bolsita de asas.

Pero lo mejor, es que cualquier persona que pueda/sepa cocinar tiene todos los productos de su país para hacerlo. Estamos mejor que queremos. Señores, ¡Si hasta tenemos chorizo Revilla! Es pa’ verlo.

PD: Un besito muy fuerte para Mario y su gente. Perder a un ser querido siempre es doloroso, pero sigue con nosotros mientras exista el recuerdo ¡Ánimo!.