martes, 3 de febrero de 2009

Sí, tengo pensamientos impuros... y qué?

En ocasiones, sin un motivo aparente, quizás el cúmulo de los cinco meses, cuando la veo y empieza a hablarme... me acercaría a ella y, sin mediar palabra, le daría un bofetón a mano abierta. Pero luego pienso, que necesidad tengo de que me pegue algo, la incomodez de tener que hablar en comisaría con un interpréte, no descartar el tacto rectal en dependencias policiales y, lo peor, que me ponga de patitas en la calle... por que sí, estoy hablando de la Schofield. Pero es que, hay que tratarla (que la trato más que toda su familia junta, que por aquí ni se acerca). Os cuento las últimas.

Ayer, por ejemplo. Llego con la nevada, que qué tal, que qué bonito paisaje (sí, uso "landscape", como si estuviésemos viendo los paisajes de Memorias de África, no me jodas) y la digo, por hablar de algo: pero es peligroso para la circulación. Y me suelta: ¿si? No entiendo por qué? Zorra no es peligroso para ti que no sales de tu p**a casa en semanas, para el resto es muy chungo. Bueno, pues armándome de paciencia y gracias a mis dotes docentes la explico des-pa-ci-to la problemática de una ciudad con nieve y la circulación. La cara de huevo que ponía me hacía dudar si gracias a mi "inglés fluido" estaría hablando del tráfico nevado o de las reacciones químicas que forman los planetas del cosmos. No lo entendía, hay que joderse. Acabe como acabaría Galliano su dircurso: "pues es así".

Lleva tres semanas con una tos de perro atroz. El otro día, compadeciéndome de ella y para que me deje dormir por las noches, le bajé mis pastillas de Merocaína (tranquis no es un opiáceo, sino el equivalente inglés de la Lizipaína), la digo: "Oye, que si tienes tos te puedes tomar esto que a mi me va muy bien" y me dice con cara de ofendida: "Para qué? Si a mi la garganta no me molesta en absoluto". Pues jó**te mamarracha (se lo dije en mi perfecto español). No me jodas, a ella no le molestará, porque la debe tener ya en carne viva, pero a mí si que me molesta. Pasé olímpicamente y me piré a mis aposentos.

Él otro día llego de dar una vuelta y me la encuentro recién peinada (ya he contado que se echa un gato erizado en la cabeza) en la cocina y me dice que se va a mudar a un piso más pequeño (espera que me vaya, pensé). La digo que ella misma y empieza a hablarme mal de su yerno que si le ha dicho que es una mala madre que si tal o cual... joder, no me meto en las cosas de mi familia política, como para meterme en la de unos desconocidos. El yerno es cuestión está medio separado de su hija. El que más mola es el otro yerno (el de la otra hija, claro), que tras tener a su hija se ha pirado "a conocerse" a Australia, vamos lo que vulgarmente se dice ir a por tabaco. Y eso que la hija "abandonada" es la normal.

Lleva dos semanas con una letanía que repite en todo momento en el que le doy coba. "tenemos que volver a las cavernas". A todas horas me lo dice, que este mundo es una mierda que si tal, que si cual, que si patatín... Esa conversación ya la sigo sin prestarle atención y siempre le digo lo mismo: "no hay cuevas para todos". Ayer me dijo: "Pues habrá que hacerlas", recordando lo estéril de la explicación del tráfico y la nieve, para qué le iba a decir que se tarda millones de años, incluso milenios, en hacer que se forme una cueva y respondí mi ya clásico: "si, si", seguido del "no estoy seguro". Pero no se donde está el problema, si ella ya vive en su p**o cubil.

Es para tener pensamientos impuros o no.... porque de otro tipo no hay, o que creíais.