domingo, 23 de noviembre de 2008

17, Merton Street: el santuario

Así es, cuando me enseñó la señora Schofield la "mansión" me dio a conocer cuáles eran las zonas que podría usar: mi habitación, mi baño y la cocina. ¿La cocina completa? No. Toda excepto el Santuario. Según se entra a la derecha existe un aparador con lo típico de estos objetos, pero me dijo: "Esto no lo toques. Es mi santuario". En ese momento me dí cuenta de dos cosas importantes, pero que, bien llevadas, no eran peligrosas: mi casera está como una p**a cabra y, en esta casa hay más mierda que en el rabo de un oso. Por cierto, no apoyo ni la compra en el p**o mueble.

El aparador es épico, como podeis ver. Un poquito cargado o Rococó para mi gusto.




A petición popular (Granada), he hecho una "afoto" del batiburrillo de las estanterias.

Igual cabe algún cacharro más en las estanterías, pero, francamente, no se donde. A destacar, por su originalidad, sensibilidad del artista y factura, la sopera en forma de repollo. Simplemente sublime. Destacables también, por su anacronismo, son los adornos navideños en forma de estrellas que jalonan las estanterias. No se asusten, hay más adornos en otras partes de la casa. Si algo queda bonito, ¿Para qué cambiarlo? El conejito del lado inferior izquierdo es de pena capital.

Por supuesto, un buen santuario debe ser adorado y venerado, por eso mi casera no lo toca desde finales de los años 60, lo descubrí una mañana en la que estaba solo y pude hacer la foto, salía el sol y este fue como una piedra Rosetta, ¿Por qué lo sé? Mirar la siguiente foto:



Los rayos de sol entraban de soslayo y chocaban contra la estantería y se ve todo claro, ¿no? Efectivamente, eso que se ve no es pelusa, es polvo. Conozco yacimientos arqueológicos con menos estratigrafía que esa estanteria. Aunque quisiera no podría tocarlo, quedarían las manazas en el polvo y sería descubierto.

Por cierto, la cajita en cerámica con forma de casa es épica.