domingo, 7 de diciembre de 2008

No es país para artríticos.

Hoy, como todos los domingos, he cogido el aspirador, he quitado el polvo y he vuelto a darle un correctivo a la ducha... la tengo controlada, pero no me acabo de fiar.

Aquí también es Navidad, y salvo en los centros comerciales, son mucho más discretos que en nuestro solar patrio. Eso sí, la gente es igual de gilipollas que allí: sus gorritos de papá noel y tontás de esas. Como estoy solico aquí, me he ido a un centro comercial a comprame cositas y (por dios mandad un comando a mi rescate) he acabado probándome sombreros. Sí, así están las neuronas. Por cierto, ninguno me valía. Todos me venían grandes, tengo una talla M de sombrero, que lo sepais.

Viva el alcoholismo, había cata de oporto y había una madre con sus dos hijos probándolo (huelga decir que los dos niños eran menores de quince años). Así luego se maman como lo hacen.

Aquí no llueve, hace frío y solecito. Lo malo es que hiela y, con tanta humedad, se hiela TODO. Asfalto, aceras, caminos de cemento de los parques, pasarelas, todo. Por cierto con zapatos camper la cosa está muy malita ya que resbalas. Tengo que andar como los pingüinos a pasitos cortitos (como si fuera chino). Hoy ha sido terrible. He salido a las 13 horas: mi calle completamente helada, en los parques de camino las zonas de umbría heladas. Pero lo peor ha sido la vuelta: se estaba congelando aquello que no termino de descongelarse y eran las 15,30. A estos hay que unir que los semáforos duran muy poquito y hay que correr, pues imaginaros como es con todo helado... Lo dicho, no es país para artríticos.