viernes, 28 de noviembre de 2008

La habitación de las muñecas

Lo prometido es deuda, una vez recargada la pila de la cámara, aquí os entrego el plurireportaje sobre la habitación de las muñecas.


Según entras a la habitación de las muñecas, y giras a la izquierda, te encuentras con esto. Aparador con cristalería, cuadro frikazo y, atención, los platos coliflor de la sopera del Santuario. ¿Qué os parece? Buen sitio para poner unos platejos asi, ¿Verdad? El día que me vuelva a España se los robo. No dejeis de apreciar los adornos navideños que cuelgan a ambos lados del mueble.



A la derecha se encuentra este escritorio, que debe costar sus perras, pero no dejeis de saborear la alfombrilla peluda de la silla. The Acaros' Kingdom. El detalle arbolito al lado de la puerta me desconcierta, que alguien me diga como se llama ese tipo de adornos (no vale decir mamarrachez).
Si ampliamos el zoom vemos esto. Nada despreciable el busto romano encima de la estanteria. La camarera repletita de bebidas alcohólicas de las denominadas espirituosas. Y, por supuesto, la alfombrilla de pelusa encima del sofa.


Aprovechando la calidad de la cámara y, rozando el acto delictivo, he podido ampliar una parte de la primera foto en la que no habeis reparado. Os vais a cagar del sustito.... el lunes por la noche la cuelgo.


jueves, 27 de noviembre de 2008

17, Merton Street: la resaca.

Paso la cena y la noche y, francamente, es de lo más surrealista que he vivido. Lo dejamos cuando me atrincheré en la habitación con los víveres necesarios para pasar la noche. Me puse mis cascos y a escuchar la radio.

A las 7,30 o por ahí, llegó el osteópata hipnotizador. Risas y a cenar que era tarde. A las 9 se oyen risas y voces en la cocina y, de manera sorpresiva, golpes rítmicos. No guarretes, no es lo que creéis, que siempre pensais en lo mismo, sino que se pusieron a hacer reformas. Golpes de martillazos en secuencias rítmicas y cortas (por Dios, que fuesen martillazos). Todo en la cocina, porque la vibración me llegaba a los pies (vivo encima de la cocina). Risas, conversación y, señores, entra en acción un serrucho. Qué cojones hacían con un serrucho a las 9,30 de la noche. !Joder¡ Que no son horas. Os juro que estuve a punto de bajar a ver que coño hacían, mi imaginación no alcanza a tanto.

A las 22 horas silencio, se oye que se meten en la habitación de las muñecas y ahí los dejo. Me pongo mis cascos y a lo mio.

De vez en cuando oía a la Schofield trotrar escalera arriba, escalera abajo. Por la frecuencia de las pisotadas, manifestaba una agilidad que sólo debe sacar los días de fiesta... los días de diario sube la escalera con la parsimonia propia de un mamut cambridgiano.

A eso de las 23 decido levantarme de la mesa, quitarme los cascos y acercarme hasta el abrigo, el cual está colgado en la puerta, donde tengo el móvil para poner la alarma que me lleve lozano y raudo a trabajar... Ahí fue el momento crítico... bajé la guardia y lo pagué. Al acercarme a la puerta pude escuchar a la Schofield emitiendo un gemido mas próximo al cricri de un grillo que a cualquier otra cosa. No se me quita de la cabeza... Fue un momento terrorífico: oir chingar a mi casera con el hipnotizador. Quería morirme (las arcadas casi lo consiguen). No lo podré olvidar jamás, ni tampoco el escalofrío que acompaña su recuerdo.

Como la Schofield está obsesionada con la seguridad me obliga todas las noches, cuando acabo de usar la internet a desconectar el router que está en el piso de abajo. Ese día lo dude, oyéndola escalera arriba, escalera abajo en estampida, temía ser arrollado. Aún así me dije: "Te comprometiste". Justo cuando iba a agarrar el pomo de la puerta oigo que se abre la suya y sale la Schofield gritando: "UUUUUUUoooooooooUUUUUU... wonderfull!!!!!! Retiré la mano, me hice caca del susto y decidí dejar el router encendido toda la noche (las dos primeras acciones fueron simultáneas). Me quede dormido oyendo la radio por Internet, concretamente Friker Jiménez (da menos susto).

A la mañana siguiente bajé despacio la escalera... más por curiosidad que por miedo. Quería ver como había quedado el campo de batalla y cotejar lo oído la noche anterior. La habitación de las muñecas estaba abierta: tres botellas de vino vacías (catalogué al hipnotozador en la categoría de machote en grado supino: litro y medio de vino y aún mantiene el vigor suficiente para hacerlo con mi casera (que hay que tener vigor y motivación), los platos por el suelo al lado de los sillones y, éstos, enfrente de la chimenea. La escena es clara.

Entro en el office de la casera. Estudio posibles reparaciones. No se aprecian. Entro en la cocina mirando al techo y a la galería y cuando enfilo la nevera para hacerme el desayuno, ¡zas!, me encuentro a la Schofield sentada en la mesa de la cocina. Joder, me lo hice encima del susto.

El glamour había acabado: maquillaje sin quitar y corrido, su peinado de siempre (se peina echándose un gato erizado a la cabeza) y la cara de mustia. Pense: "Atieeeeende que resaca".

Oyéndola igual iba pedo aún. "No tengo excusa", me espetó. Que maja, me va a pedir disculpas por las reparaciones llevadas a cabo en el hogar. Ni de coña... Empezó un soliloquio que no se lo salta un gitano. "No tengo excusa. ¿Por qué el ser humano es así?, los hombres son unos rastreros... Ante aquello lo ví claro: me apetecían tostadas, colacao, zumito, etc... pero trinqué un vaso de zumo y la dije: "llego tarde a una reunión" y salí corriendo de allí. Cobarde me direis, haberte quedado y nos contabas.... ya, ya... ahí os quería ver yo. Coño que se me puso a llorar.

El problema de la Schofield, y entro en el campo de la elucubración (en la segunda acepción del RAE: imaginar sin mucho fundamento), es que, tuvo un problema con los hombres como género y, para su desgracia, sigue siendo heterosexual. Por tanto, se debate entre tirarse a un tío, lo cual me parece bien, siempre que no sea testigo, y mantener su "libertad" e "independencia" (palabras que salieron a relucir en el soliloquio). La pobre está hecha un lío. Cree que libertad e independencia es estar metida en su guarida, comiendo a oscuras y quejándose cuando vienen a visitarla. Pero hay que verla con que ilusión espera la visita de su nieta (la que conozco) o del hipnosteólogo. Al final la tomaré cariño, ya vereis.

martes, 25 de noviembre de 2008

17, Merton Street se viste de gala

Señoras y señores, estamos de fiesta, pero antes quiero contar una cosa trágica: El Domingo hice una colada que te cagas de grande. Mrs. Schofield tuvo la brillante idea de que colgase las camisetas y los pantalones y el pijama y los gayumbos y los calcetines, vamos lo que viene siendo una colada, en la barra de las cortinas de la cocina. Está cerquita de la caldera y se secará rápido. Efectivamente, se secó en un día, pero durante esas 24 horas, mi casera cocinó uno de esos brebajes que aúna lo mejor de la cultura franco-británica: vamos que olía a mierda. Y, efectivamente, esa mierda ha impregnado toda mi colada: Schofield, perracaaaaaa!!!!!!!
Mi primer pensamiento fue hacer una soga con los calcetines y ahorcarla, no sin antes tirar la p**a alacena al suelo delante de ella para que sufriera viendo como cae toda su cosmogonía.

Bien, más calmado, decido orear la colada (si no tendré que lavar de nuevo), pero como estamos de fiesta, tengo que esperar a mañana para tender en la galeria.

Bueno, volvamos a la fiesta.

Hoy viene un amigo de mi casera a cenar. El fulano creo que fue ex-novio de la Schofield allá por el Pleistoceno, y se dedica, no podría ser de otra manera, a la osteopatía y a la hipnosis (espero que por separado). Me dice la tía: "si quieres que te hipnotice..." La barrera idiomática me ha impedido darla a conocer que si piensa que me caigo de un guindo cada mañana, por eso he contestado, una vez descartado el corte de mangas: "no gracias, no me gusta ser hipnotizado". Me he pertrechado de mortadela, galletas y sopa de sobre y no salgo de la habitación en toda la noche.

Como estamos de fiesta, la casa está revolucionada: ha limpiado, perdón, que lapsus, ha cambiado de sitio las alfombras. Ha decorado con jazmínes de la galería las lámparas de la cocina (queda bien), eso sí, acabo de comprobar que el polvo de la alacena sigue en su sitio (lo van a declarar Patrimonio Británico, creo). La casa huele a incienso con aroma de rosas, etc...

La Schofield está muy atacada (más de la cuenta), ha cocinado mucho, como para una boda y, atención: ¡Se ha maquillado! y ¡ha ido a la pelu! Joder, espero que también se haya cambiado de muda. Vamos que mal se tiene que dar la noche. Me ha dicho que van a tomar algo en la chimenea de la habitación de las muñecas (el nombre se lo he puesto yo) y luego cenarán en la cocina, te cagas. A sacado cubiertos de plata, platos bonitos, pero el mantel alargado para dos no lo ha cambiado y ya va para tres meses puesto en la mesica.

Vamos que mal se tiene que dar para que no prueben el somier y, si me permitís la maldad y me la vais a permitir por lo que me ha hecho con la colada, fijo que le quitan las telarañas. No habrá nadie que la aguante mañana. Espero que no s eaficione, porque el hipnotizador se va mañana y yo me quedo aquí tres meses.

Para desdramatizar lo borrico que soy (ya va siendo hora de que lo supiéseis) os iba a poner unas nuevas foticos de la habitación de las muñecas, pero me he quedado sin batería en la cámara. Mañana os las pongo.

Lola, espero que te haya animado, que sé que estas cosas de la suciedad te da mucha gracia y repelús. Un besote.

domingo, 23 de noviembre de 2008

17, Merton Street: el santuario

Así es, cuando me enseñó la señora Schofield la "mansión" me dio a conocer cuáles eran las zonas que podría usar: mi habitación, mi baño y la cocina. ¿La cocina completa? No. Toda excepto el Santuario. Según se entra a la derecha existe un aparador con lo típico de estos objetos, pero me dijo: "Esto no lo toques. Es mi santuario". En ese momento me dí cuenta de dos cosas importantes, pero que, bien llevadas, no eran peligrosas: mi casera está como una p**a cabra y, en esta casa hay más mierda que en el rabo de un oso. Por cierto, no apoyo ni la compra en el p**o mueble.

El aparador es épico, como podeis ver. Un poquito cargado o Rococó para mi gusto.




A petición popular (Granada), he hecho una "afoto" del batiburrillo de las estanterias.

Igual cabe algún cacharro más en las estanterías, pero, francamente, no se donde. A destacar, por su originalidad, sensibilidad del artista y factura, la sopera en forma de repollo. Simplemente sublime. Destacables también, por su anacronismo, son los adornos navideños en forma de estrellas que jalonan las estanterias. No se asusten, hay más adornos en otras partes de la casa. Si algo queda bonito, ¿Para qué cambiarlo? El conejito del lado inferior izquierdo es de pena capital.

Por supuesto, un buen santuario debe ser adorado y venerado, por eso mi casera no lo toca desde finales de los años 60, lo descubrí una mañana en la que estaba solo y pude hacer la foto, salía el sol y este fue como una piedra Rosetta, ¿Por qué lo sé? Mirar la siguiente foto:



Los rayos de sol entraban de soslayo y chocaban contra la estantería y se ve todo claro, ¿no? Efectivamente, eso que se ve no es pelusa, es polvo. Conozco yacimientos arqueológicos con menos estratigrafía que esa estanteria. Aunque quisiera no podría tocarlo, quedarían las manazas en el polvo y sería descubierto.

Por cierto, la cajita en cerámica con forma de casa es épica.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

17, Merton Street: the beginning

Aprovechando que Mrs. Schofied se ha pirado a París y que mi naturaleza, de por sí dañina, ha hecho que haga fotos de la casa a cascoporro, empezamos la serie: "detalles del hogar".
Pero, una buena saga, comienza por el principio (odio el flash back). Todo empezó cuando aterrizé en Cambridge y Mellars me alojó en el Corpus Christi College por 15 días. Tenía que buscar un nuevo alojamiento y me fui al servicio de acomodación (a alojamiento) para buscar una nueva guarida.

Allí me quedó claro que de piso nada, que si me iba a un piso me comía la ropa y los libros. Opción más plausible: alquilar una habitación con baño.

Fue complejo, no había mucho decente y pagable. En la selección final quedaron dos anuncios. El primero de ellos lo ponía una mujer de mediana edad (eso ponía), francesa y que había trabajado en el servicio de alojamiento y acababa con un enigmático "Hombres maduros tendrán preferencia". Efectivamente, esto suena a que cualquier noche se aparecería en mi habitación y diría esa frase que todos tememos: "Vengo a cubrirte". Aún así, llamé y concerté una cita para ver el percal (antes me pasé por el servicio de alojamiento a pedir referencias de ella).
Mientras, seguía buscando y encontré otro anuncio que me interesaba. Habitación en una casa en la que había dos baños... Aquí el anuncio, al menos no era enigmático, vamos que era muy clarito. Decía algo así como "académico de mediana edad y su joven novio negro y enfermero alquilan habitación". Más claro no podían ser, pero, ¿Es necesario poner tanta información? En este caso, lo del "vengo a cubrirte" es más tenso.

Bueno, lo de "académico de mediana edad" me escamó y como ponía un email de la Universidad, pues lo puse en San Google y me apareció el fulano en cuestión. Era el Profesor Chipindale del Departamento de Arqueología. Sí, mi Departamento. Pedí referencias de él y fueron muy corteses en sus respuestas, pero no en sus caras. Aún así, fui a hablar con él. Señores, un auténtico gilipollas. Me trató como un perro sarnoso.

Por eso, cuando visité 17 Merton Street, la casa estaba genial y la Señora Schofield sólo está como una cabra, pero no ha intentado cubrirme. De hecho, creo que se ha ido con su ¿"novio"? a París y, por ello, queda inaugurada esta serie.

lunes, 17 de noviembre de 2008

se deshace la banda...

Acabo de leer una noticia que me ha dejado bastante consternado. Ha muerto Mitch Mitchell. Vale, a muchos no os dirá nada. Fue el batería de la Jimi Hendrix Experience, uno de los mejores grupos de los sesenta (vamos cuando los "hippies" (leído como se escribe)). La mayoría conoceis a Jimi Hendrix y su sensibilidad para tocar la guitarra. Pero un músico como él no habría sido nada sin el colchón rítmico que generaron Mitch Mitchell a la batería y Noel Redding al bajo. Sólo escucharlos a ellos es impresionante.

Lo divertido de todo es que, ambos, eran británicos y blancos. Paradójico para el mejor grupo "negro" de la historia. Algo similar ocurre con los Leño, otro trío de los setenta español, el cual ha pasado a la historia como precursor del rock madrileño, siendo dos de ellos catalanes.

Que dos blancos británicos tocasen con Hendrix fue problemático, pero no fueron los únicos. Otra gran artista, Janis Joplin, llevaba una banda de blancos gorditos.

Como siempre ocurre, murió arruinado y solo ... y con él acabó la historia de una de las bandas a la que muchos hemos soñado imitar alguna vez.

PD: Los Chichos sacan disco con colaboraciones (Estopa, Pitingo o Camela, entre otros). Ya estais tardando en pillaros la banda sonora del sistema penintenciario nacional y que Dios os coja confesados.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Cómo pasa el tiempo

Cómo pasa el tiempo. Sin embargo, recuerdo perfectamente ese día. Recuerdo cuando entró Vicky a su despacho, en el que yo estaba dibujando piezas, y me dió la noticia. Recuerdo su sonrisa de ilusión y el abrazo que nos dimos. No recuerdo, sin embargo, si la dejé a ella o ella me dejo a mi darte la noticia. En todo caso, los dos hablamos contigo.

Ya han pasado más de cuatro años desde aquella mañana. El martes tuviste que recoger tus cosas porque se te acabó la beca. Estamos casi a punto, tras muchas cosas malas y muchas buenas, de terminar tu Tesis, pero las cosas son así.

Pero creo que todos hemos perdido. Yo, desde luego, a mi alter ego en la facultad, con quién discutir sobre los asuntos de investigación que nos concierne y sobre política universitaria, pero nuestro departamento ha perdido a una de las personas más involucradas en que éste sea reconocido por su investigación.

En mi caso, sé que todo sigue igual, que nada ha cambiado en lo sustancial. Simplemente, he dejado de trabajar junto a mi mejor amiga.... y eso, por muy racional que uno quiera ser... me jode.

domingo, 9 de noviembre de 2008

De domingo

Hoy domingo. No tengo que limpiar ni hacer colada (ya lo hice ayer). Por lo tanto, hoy me he despertado tarde y, aprovechando que hacía sol, me he ido a buscar las tiendas de instrumentos musicales de Cambridge. Joder, ni una sola abierta, salvo la que ya conocía en el centro de la ciudad. Por cierto, el solete se nubló nada más salir, a la hora estaba muy gris, luego negro y ahora Thor está echando aquí todos sus vientos.

Ir en busca y captura de las tiendas me ha permitido conocer partes de la ciudad desconocidas para mí, vamos, los suburbios, que son como el resto de la ciudad, pero mas bulliciosos. He descubierto un nuevo centro comercial que me ha recordado a una historia de Mortadelo y Filemón, cuando les dan una nave espacial que es como un seiscientos (por cierto, hoy he visto uno) y ya dentro tienen hasta salón de billar. Pues eso, la puerta auguraba algo chico y, señores, que profundidad de campo. Eso tenía 300 metros de largo. Entre las joyas.... Dios!!!! Un Burguer King... no he tenido mas remedio que comer un whoper Menu y acabar como una boa.

Luego, entre pesadez y proyecciones, me he arrastrado como he podido al Fitzwilliam museum a ver de nuevo la expo de From the Land of the Golden Fleece: Tomb Treasures of Ancient Georgia (Del país del vellocino de oro: Tesoros funerarios de la antigua georgia) que va de las culturas del mar negro en el siglo IV a.c. Me tiene loco la manera tan delicada de trabajar el oro que tenían los cab**nes.

Ahí va el link

http://www.fitzmuseum.cam.ac.uk/whatson/exhibitions/article.html?1414

En el tránsito Burguer King- Fitzwilliam Museum he pasado por la iglesia donde tuve una aventura. Es esta:


Uno de mis primeros días de exploración (domingo por la tarde a más señas), me sorprendió la lluvia sin paraguas (aún no lo llevaba cosido a mi brazo) y decidí, como hizo el que andaba delante de mi, resguardarme en el pórtico de la iglesia. Allí había un fulano vestido de militar checheno rezando el rosario, tres chavalicas esperando a que escampase, un chino (como entodos los sitios) y yo. Aburrido de estar allí en el poyete y, viendo que pasaba gente dentro, decidí hacer una visita a la iglesia.

Abrí la puerta y mi sorpresa fue mayúscula: estaban en mitad de la misa. Jodo, me quedé chafado por la intromisión a la intimidad de esa gente (hay había 400 almas cristianas), pero, antes de que pudiese reaccionar, se me acercó un fulano y me dio un panfleto y me dio las buenas tardes. Me tuve que quedar, por educación. Al poco descubrí que eran católicos y que el panfleto eran las letras de las canciones. Todo muy serio, pero, y soy un cabrón, todo empezó a torcerse con la primera canción: "tengo un amigo que me ama", versión inglesa y coral. Lo siento, pero me descojonaba oyendo a 400 almas canatando aquello... sólo podía acordarme de la versión guitarrera de nuestras parroquias. Pero lo peor estaba por llegar, la siguiente fue "que alegría cuando me dijeron", os juro que me daba la vuelta de la risa. Estaba en estado de shock. En el momento de la eucaristía decidí que no era digno de estar en esa casa y me salí fuera con el checheno del rosario a esperar que dejase de llover.

Aparte de rememorar viejas batallas, poco más he hecho hoy: planchar y oir carrusel deportivo (Pepe, un purito!!!).

Si no habeis escuchado a Le Punk ya estáis tardando, se puede oir su disco en la seccion jukebox de su website

http://www.lepunk.es/

Por cierto, mi sobrina salió en la tele el otro día. Minuto 19:50 del siguente link, elegid el programa "en lengua de signos" (es la de la izquierda, la que pasa de la profesora ).

http://www.rtve.es/alacarta/todos/abecedario/E.html

sábado, 8 de noviembre de 2008

Cómo montar un sarao.... bien

Bueno, hoy quiero comentar como los de la Universidad de Cambridge montan sus saraos.
De entrada, tienen un concepto asumido que a nosotros nos parece muy mal. En cada conferencia que se precie hay un pequeño sarao.

Los del grupo de discursión de Paleolítico-Mesolítico, que frecuento, te ofrecen un té o café soluble mientras dura la conferencia. Todo muy artesanal, los organizadores traen una caja de plastico con el té, café, leche, azúcar y el calienta agua (herramienta imprescindible el La Isla). El otro día fui a una conferencia sobre el paleolítico de Sudáfrica, del Grupo de Arqueología Africana. Éstos están más montados, un vinito tras la conferencia. En ambos casos se acaba en el pub, lo que hace que a las 6,30 de la tarde su humilde corresponsal esté drunken como un perro al acabar su pinta.

El mejor sarao lo organizó la Universidad a colación de una mesa redonda en la que grandes de la Paleoantropología anglosajona explicaban sus experiencias sobre la disciplina. Bien, pues una hora antes se ofrecio un té en el Museo de Arqueología con decenas y decenas de bollos (de hecho, el menú era de principios del siglo XX, pero hecho ahora). Tras la conferencia el Leverhulme ofrecía un vino (australiano) con patatas y panchitos. Por cierto, estos del Leverhurme saben montárselo. El otro día, en la recepción del curso de Adn de la India había 40 botellas para 30 inscritos.

Pero lo mejor, sin duda, es como se motiva la participación de los alumnos de licenciatura en las conferencias. Al alumno que hace una pregunta se le da un regalo: una botella de vino (con dos co**nes). Luego si se convierten en hooligans se echarán las manos a la cabeza.

El concepto general está bien, pero hecho en falta los canapes calientes... esas salchichas con bacon, esas gambas gabardina, esos chorizillos, esos rollitos de primavera. Por el contrario, debemos importar el concepto de que, en un buen sarao, tiene que sobrar la comida, si no, no es bueno y, de eso, en la UNED, estamos a años luz. Con lo que nos ahorraría en bajas médicas por magulladuras y hematomas causados por las violentas disputas del papeo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Soy una ansias o sigo siendo un paleto (2)

Hoy lo he vuelto a hacer, la he vuelto a liar. Reunión de compañeros, y el maíllo que se aturulla y, gracias a su conocimiento fonético de la lengua de Shakespeare, confunde cow con cock, vamos vaca con polla, (caw con cok fonétiamente hablando). Mis colegas se meaban de la risa. En fin, una más. Lo que me da rabia es que siempre lo confundo con cosas cochinas (que van a pensar de mi), no confundo zanahoria con coche, por ejemplo.

Hoy he tenido otro incidente. Amparado por la mala iluminación de las calles de Cambridge, lo irregular de su pavimento y que iba pensando en mis cosas... me he dado un hostiazo contra una farola, con dos co**nes (tranquis, nadie me ha visto). Los que me queréis, podeis pensar que iba con mis cosas sobre el paleolítico y la evolución y destino de los Neandertales.... si, si... Efectivamente, iba ensimismado en un tema crucial: ¿Le pongo huevo cocido a la ensalada de la cena o no? Esa era la gran cuestión. Jodo, solo me falta pipa y pajarita... os lo repito, mandar un comando a por mi.

Por cierto, no le puse huevo, compré cebolletas.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Los P**os bancos ingleses

Bueno, hoy vamos a hablar de como gestionar tus ahorrillos, en mi caso las perras que graciosamente me dona el Banco de Santader (¡Gracias Tito Emilio!) en La Isla.

Básicamente, si necesitas dinero en UK, te lo traes de casa. Sí, traerás la cartera como el tío emigrante en Suiza que venía en verano, pero os cuento y luego sacais conclusiones.

Como adulto occidental civilizado, el día 10 de septiembre fui al banco a abrir una cuenta para que desde España me ingresaran las perrillas. Pase por la puerta de varios de ellos y me decidí por Abbey Bank, por eso de que el patrocinador recuperase parte de lo que se gasta en mí jugando en bolsa con mis ahorros. Entro y, de entrada, todo es distinto a un banco español. No hay esclusas de seguridad. Entras y punto (sin avanzar demasiado, es lo único que tienen bueno los bancos aquí). Me encuentro una mesita y un fulano exactamente igual de desagradable que cualquiera de un banco español. Me dice que qué quiero, me hago entender y me dice que me da cita para el día siguiente. Bueno, me pilla cerca del curro, no perdí tiempo.

Al día siguiente la señorita Caroline me atiende muy amablemente (joder, entre la terminología bancaria, que es incomprensible ya en castellano, y que la señorita Caroline ceceaba no me enteraba de nada). Pero, en un momento dado me dice ¿es español? sí, contesté y me suelta: voy a por un traductor. No daba crédito (creo que ellos con la crisis tampoco los dan).

Se presenta un señor español que es supervisor de nosequécoño y me empieza a explicar: aquí se tarda en abrir una cuenta porque a los extranjeros se las deniegan por seguridad y nosequégilipolleces, pero que a mí, una vez cumplimentados unos pequeños trámites me la iban a dar porque la política del banco blablablablablabla y así durante 30 minutos. Unos pequeños trámites decía el ca**on: una carta de mi trabajo como que estoy allí de legal, otra de mi casera (como si tuviese credebilidad) y la firma de milquinientos papeles, al tacto rectal me negué. Estos pequeños trámites nos llevaron 15 días. Por fin me aprueban en la central la cuenta y me la dan. Ahora sólo hay que esperar una carta que dirá que puedes pasarte a por la creditcard y a activar la cuenta.

Hoy es 5 de noviembre, ha pasado un mes y medio y no he recibido la carta. He ido cada semana a ver que pasaba y, cada semana, el granitos de recepción (como le pille fuera del banco le pateo) me dice que vuelva mañana que hoy no se me puede ateder, cuando monto pollo me mandan a la ventanilla y de ahí al de recepción y vuelta a empezar visita tras visita. Pero, lo más espectacular fue la última vez. Me dicen en ventanilla que debo llamar a la central para ver que pasa, me señala unos teléfonos gratuitos dentro del banco y me suelta (viendo la limitación idiomática y, a estas alturas cognitiva): "¿Tiene un amigo que le ayude con el idioma?", le digo, "no, pero usted va a llamar por mi que para eso trabaja aqui", y la tía, con todo su cuajo y entre thank you's y milongueces me dice, "yo no puedo atenderle ahora, venga mañana que tendremos más personal" (el p**o banco vacío, señores).

Conclusión, le pago 11 euros de comisión a la NatWest bank por dejarme usar sus cajeros, pero no pienso entrar más a un banco británico ni para protegerme de la lluvia, como una vez hice en una iglesia, pero eso es otra historia (y muy divertida por cierto).

lunes, 3 de noviembre de 2008

Cosas serias

Creo que ya he dicho en otra ocasión que llevo aquí dos meses y que si tal y que si cual. Pero hoy quiero hablaros de algo serio de verdad. Sé que habrá gente que dejará de leerme hoy e, incluso, me querrá agredir cuando regrese a Madrid, pero ya va siendo momento de tratar temas de candente interés. Hoy hablaremos de las inglesas, concretamente de las rubias.

Bien, las inglesas son, básicamente, feas, pero feas feas. Cuando llegué os juro que me asustaba. Iba entre la gente y, de repente, aparecían por ahí y un escalofrío me recorría por la espalda.

Podemos diferenciar dos tipos básicos. El primer tipo corresponde a las que te dicen: "Guarda las galletas que me las como todas" (leído como si tuvieses la boca llena de polvorones). Son como la señora Potato: Redondas. Taxonómicamente, se caracterizan por la ausencia de cintura y de cuello. Son masivas. Suelen llevar un cinturon allí donde debería ir una cintura, con escaso éxito estético, por cierto.

El otro taxón corresponde a las que no llegaron a tiempo de comer galletas porque el anterior tipo acabó con ellas. Altas y esqueléticas. Importante: tienen cara de mustias, con una expresión de "uy, me lo acabo de hacer encima" o de chupar pepinillos en vinagre a todas horas.

Ambas con granos y/o sonrosadas.

A estas excelencias debemos añadir el buen gusto y la clase delplegadas al vestirse... wonderful.

¿Hay rubias guapas? Sí, pero, curiosamente hablan idiomas que se asemejan al ruso o alemán.

¿Inglesas guapas? Sí, las morenas. También alguna rubia (no creais que soy tan cabroncete).

Pero resulta muy curioso. De niñas son muy monas... como de catalogo de ropa del Carrefour y las mujeres maduras también son muy atractivas, pero, coño, desde que les salen los granos hasta los 25-30 son un alegato a la espantajería y la mamarrachez.

Os preguntareis ¿Y los tios, que tal? Bien, en una pareja de ingleses de estas edades, la guapa es la chica. Así está la cosa, no hay más comentarios. David Beckhan es un invento de los servicios secretos británicos.

Seguiremos informando.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Biología Británica

Llevo dos meses aquí y ya estoy llegando a alguna conclusión en mi trabajo de campo como naturalista (algunos me llamarán cotilla) de las costumbres británicas. Pero hoy quiero centrarme en las adaptaciones genéticas que han adoptado los Británicos para vivir en un ambiente hostil como es una isla (La Isla) y que se ven favorecidos gracias a su endemismo.

El primero de ellos es el atermismo o cualidad para no tener frío, lo que, unido a su vocación innata hacia la espantajería y la mamarrachez al vestir, provoca resultados, al menos, llamativos. Se ve a la gente con tres abrigos y pantalón corto o en chanclas, por ejemplo. Pero, el otro día pude observar gracias a qué mutaciones y adaptaciones biológicas lo consiguen. Estaba en un curso de paleogenética de la India (bueno, cosas peores habréis hecho vosotros). Allí estaba un fulano, que luego me dijeron que era un gurú de la genética, y la pinta la tenía: pelito largo liso por debajo de los hombros, jersey fino de lana, pantalón negro, cara de cristo medieval con ojeras y con pinta de no haber visto la luz del sol en varios lustros y, con la que estaba cayendo, CHANCLETAS. Pero chancletas de playita, de esa que llevan los arqueologos franceses a los congresos (también, como aquellos, en un momento dado se sacó las pelotillas de entre los dedicos).
Bueno, pues como el gurú estaba dos sitios delante de mi pude ver porque pueden ir con chanclas a menos de cinco grados. La razón: unas durezas en los talones y dedacos del grosor de la puerta de la caja fuerte del banco de España.

La otra es lo sensible que tienen los ingleses el ph de su piel. Sí, realmente hay parte de la población que lo debe de tener muy sensible y frágil. Esta es la única razón que encuentro, de manera sensata, de que los ingleses no se laven. Deben de tener el mismo problema que los perros. Si los lavas mucho se les estropea el ph. Los británicos (algunos) deben de tener un problema similar.

En fin, hay mas cosas, pero por hoy ya ha sido suficiente como para que me deporten.