viernes, 6 de febrero de 2009

Complemento dietético

Sabeis que las estoy pasando p**as por la dieta tibetana que llevo a cabo, por eso quiero hablar de un complemento dietético co**nudo que complementa en hidratos de carbono y aporta las calorías que no consigo con mi dieta habitual. Se trata de la CERVEZA. En contra de los que parece, la mayoría de las que hay en los pubs (y hay centenares, que digo, incluso decenas) no son inglesas: belgas, francesas, alemanas, españolas (sí queridos San MIguel donde va triunfa).

Ya sabeis que soy un fanático de la 1664, pero aquí he probado otros tipos, por ejemplo, la bitter (que no lleva gas) y, oiga señora, para un "catador" exhaustivo como yo va muy bien y está muy rica. Además, las suelen servir fresquitas, lo que siempre es un avance. A destacar también la tipo IPA (que era la que se llevaban los ingleses a la India) y que se sirve con una especie de bomba a manivela (como las de la casa de la pradera).

El otro día (hace dos semanas) fue el festival invernal de la cerveza con una retahíla de nombres de cervezas inglesas y extranjeras (escocesas y galesas, palabra). Tomamos de varios tipos, pero empezamos por una que, en lo esencial, se llamaba: "contra el igualatarismo del Imperio Soviético" que, para uno que tuvo el carnet del PCE, no va mal. Me imagino que la Thacher forma parte de la sociedad anónima de este productor. Tomamos algunas más de diferentes tipos y sabores (algunas con un retrogusto en paladar a orín que echaba para atrás), por supuesto, todas calentorras.

También daban de comer, patatas con vinagre (que había que pagar), pero nosotros, en contra de nuestra voluntad, tomamos el menú gratuito. ¿Cómo se calienta un local sin calefacción en invierno, lleno de borrachos tripones y con cierto bullicio en el ambiente? Sí, los más habituados lo habreis adivinado: rajandose a traición el personal. ¡Qué sinvergüenzas! Nosotros nos sentamos y el resto, a nuestro lado permanecía de pie. En más de una ocasión, sorprendidos en animada charla, llegaba a nosotros una bolsada de aire anaeróbico y fétido que nos obligaba a abrir branquias. Que cabrones. Se rajaban sin el menor pudor.

Pese a este "mal trago", la experiencia cervecera, al igual que la gastronómica, es positiva. Eso sí, cuando vas viviendo aquí entiendes porqué son las cervezas como son y cuando debes tomar una u otra según te pida el cuerpo (que acaba pidiéndolo).

Gracias a este alimento, básico desde le antiguo Egipto, consigo no bajar los niveles tripales.

Os dejo algunas fotos del evento (por cierto, la cara de borrachín venía de serie (no había bebido aún).

Aquí dándole a la "contra el igualatarismo del Imperio Soviético", con mi camisa de rayas a los marino soviético (el otro día fue peor, me uní a una mani "Free Palestine" bebiendo ostentósamente una Coca Cola.

Aquí el arma del delito: costaba 4 libras y luego la devolvías (yo no lo hice). No se ve bien, pero lleva el sello conmemorativo del evento. En la foto anterior se ve mejor.




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